El debate presidencial de la noche del domingo último, entre Fujimori y Castillo, a nuestro entender tuvo la virtud de confirmar los temores que nos inspiraba el muy bien camuflado y pernicioso proyecto populista de keiko Fujimori y que por lo sustentado con una sardónica exposición; pretende revertir él hasta ahora consistente rechazo popular y allanar el camino a su elección como mandataria de la Nación;
Impúdica e irresponsablemente centrar su discurso, en el demagógico ofrecimiento
de disponer libremente de los fondos públicos, restaurar ese viejo y corrupto estado
patrimonial-paternalista impuesto por su progenitor en la década de los noventa,
reparto indiscriminado de bonos, aumentos de sueldos, irracional e inconsistente ofrecimiento de construcción
de infraestructura sanitaria, educativa, exoneraciones tributarias, en fin todo
un impresionante cúmulo de promesas, junto a esas consabidas adjetivaciones, terruqueos,
insultos; azuzar odio y confrontación entre ciudadanos y
así reinar sin mayor dificultad.