viernes, 6 de junio de 2014


“LA DESCENTRALIZACIÓN Y REGIONALIZACION ¿HORA CERO?

Gustavo Guerra García comentarista del diario 16 de la ciudad de Lima en un interesante y bien documentado artículo, titulado “LA DESCENTRALIZACIÓN EN EL DEBATE”, publicado el día de hoy, 6 de Mayo del 2014; aborda la  necesidad de la irrestricta defensa del proceso de descentralización político-administrativa del Estado peruano. Ello evidentemente  como una oportuna y justificada respuesta del sector peruano pensante a la innoble y furibunda agresión de que es objeto las regiones y con ella los gobiernos regionales; por parte  de una prensa venal, mercenaria y reaccionaria puesta al servicio de  corruptos  y sólidos grupos de poder fáctico asentadas en la capital Lima, con el evidente propósito de deslegitimizarlos, desprestigiarlos  y finalmente lograr su  desactivación.  


Evidentemente su detenida  lectura servirá definitivamente para dar luces a la clase política provinciana, líderes y dirigentes gremiales, profesionales, intelectuales, trabajadores, estudiantes, obreros y campesinos a   comprender que la única y última posibilidad de modernizar y democratizar la colonial, obsoleta y anacrónica estructura centralista peruana; posibilitar el desarrollo de los pueblos del Perú profundo, lograr mejorar los niveles y calidad de vida de la población, superar los alarmantes niveles de analfabetismo, desnutrición,  e incorporar a la estructura estatal a importantes sectores de la población históricamente excluidos;  es  asumiendo  comprometidamente la defensa del Proceso de Regionalización, por necesidad histórica, por los importantes logros y avances obtenidos en estos años de aplicación, pues según  Guerra García, “hay importantes avances en la gestión pública regional. Estudios importantes demuestran que la asignación de recursos ha estado más cerca de atender las brechas que las asignaciones nacionales y que la prioridad de asignación de gasto se aplican a sectores prioritarios: caminos departamentales y rurales, salud, educación y agricultura. Hoy una campaña mediática orientada a tratar de desactivar la descentralización con añoranzas de la década de los 90, está soslayando muchísimas mejoras que se han dado en los gobiernos descentralizados”. Claro aunque la  defensa del proceso de Regionalización como es lógico comprender presenta también limitaciones y serias dificultades las que necesaria e impostergablemente deban ser  modificatorias y reajustadas básicamente a su estructura administrativa; definición e inserción  de competencias fundamentalmente políticas  del Gobierno Regional, de su presencia y rigurosa fiscalización en los más altos niveles de decisión política a fin de evitar los tradicionales escamoteos de la burocracia dorada, reestructurar y redefinir competencias y responsabilidades de sus  autoridades, periodos de gobierno y todo lo relacionado a rígidos mecanismos  de fiscalización y control político-administrativo. Solamente en esta medida es que el proceso de regionalización podrá perfeccionarse y finalmente constituirse en el más efectivo instrumento de materializar la formulación doctrina de “respeto a la expresión soberana de la voluntad popular”,  de representación democrática y de  consecuente y equitativo desarrollo nacional”.    
“En la década de los 90, el Perú era uno de los países más centralizados del mundo. El Gobierno Nacional se denominaba por ese entonces Gobierno Central y cuatro ministerios manejaban el 70% de los recursos totales del país. En 1997, el Gobierno Nacional administraba el 97% de los recursos de inversión y los gobiernos locales solo el 3% de los recursos de inversión”.

Esta situación hoy se ha modificado de forma sustantiva y los gobiernos locales administran casi la mitad de los recursos de inversión y los gobiernos regionales un monto de inversión semejante al del gobierno nacional. En resumen, el Gobierno Nacional en 21 años pasó de ejecutar el 97% de los recursos de inversión a entre la cuarta parte y la tercera parte del total, mientras que los niveles subnacionales pasaron del 3% a entre dos tercios y tres cuartos del total, dependiendo del año. Cuando se ejecutó la descentralización se trasladaron las competencias del gobierno nacional a cargo de los Consejos Transitorios de Administración Regional a los nuevos Gobiernos Regionales. Y eso significó principalmente el traslado de las competencias asignadas a las direcciones regionales de varios sectores en donde el grueso de los recursos corrientes eran los gastos regulares de educación, salud y servicios agrarios. Los gobiernos regionales iniciaron con el hueso del Estado –pues esos recursos eran principalmente la planilla de esos tres sectores– y luego vieron ampliar sus fondos de inversión como consecuencia del crecimiento de la recaudación del IGV y por efecto de los recursos del canon, sobre canon y regalías. El crecimiento de China e India impactaron sobre los valores de los metales y gracias a que durante el gobierno de Alejandro Toledo la fórmula del canon pasó del 20 al 50% del impuesto a la renta de las actividades extractivas, el efecto conjunto generó un crecimiento de 400% en los presupuestos de inversión regionales entre el 2006 y el 2010 y ha seguido subiendo. El crecimiento explosivo de la inversión pública regional y local y los controles del MEF para contener el aumento del gasto corriente de sus unidades ejecutoras condicionó una cierta disfuncionalidad en la institucionalidad sub-nacional pues mientras la inversión creció por el ascensor, la capacidad de contar con más personal profesional y con mejores escalas remunerativas crecía por las escaleras. Aun así hay importantes avances en la gestión pública regional. Estudios importantes demuestran que la asignación de recursos ha estado más cerca de atender las brechas que las asignaciones nacionales y que la prioridad de asignación de gasto se aplican a sectores prioritarios: caminos departamentales y rurales, salud, educación y agricultura. 
Hoy una campaña mediática orientada a tratar de desactivar la descentralización con añoranzas de la década de los 90, está soslayando muchísimas mejoras que se han dado en los gobiernos descentralizados. Algunos de ellos son los siguientes: aumentó el gasto en mantenimiento de caminos rurales y departamentales que estaban abandonados por el MTC, se aumentó el gasto en mantenimiento de la gran infraestructura de riego con la descentralización de INADE y los proyectos más importantes de mejora de la calidad educativa se han dado en regiones como San Martín y Piura. Si hoy hay regiones (como Tacna, Moquegua etc.) con mejores indicadores de calidad en la educación que en Lima, administrada por el Ministerio de Educación, también tiene que ver con que los gobiernos regionales están más expuestos a la presión social de sus comunidades y se ven forzados a responder con efectividad. En los países desarrollados, las competencias se asignan a los más bajos niveles de gobierno con prioridad y solo se dan a los niveles superiores competencias por economías de escala o alta necesidad nacional. Además, así han construido ciudadanía significativa. Que la fiebre electoral y los problemas de corrupción en algunas regiones no nos hagan perder de vista las ventajas de ser un país con un Estado nacional descentralizado.

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