Un día como hoy 4 de diciembre, de hace muchos años atrás, cinco décadas
para ser más exacto; inicié mi periplo en el maravilloso y desafiante quehacer
antropológico. Muy joven aun, estudiante del Programa Académico de Antropología
de la Faculta de Letras de la Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco;
tras un corto viaje de una hora de
duración aproximadamente; llegue todo entusiasta y cargado de una mochila, bolsa
de dormir, o lo que en esos tiempos la llamaban sliping back, necesarios efectos
personales, así como la infaltable “libreta de campo”, y con ellas, emociones y
lógicamente algunos temores propios de un principiante en lo que se considera
fundamental en la ciencia Antropológica, “el trabajo de campo”; a la histórica y
muy conocida en círculos académicos y científico-sociales-sociales Cuyo Chico ancestral
y muy famosa comunidad campesina, ubicada en el distrito de Pisaq, provincia de
Calca, donde se experimentara uno de los
primeros proyectos de Antropología Aplicada, plan éste auspiciado y financiado
por una conocida universidad norteamericana a inicios de la década de los
sesenta del siglo pasado y de cuyos rezagos quedaba poco o casi nada a excepción
el pequeño y vetusto centro de salud y una muy antigua unidad móvil que en su
tiempo fuera utilizada como ambulancia, lo demás, una inalcanzable ilusión, un lejano y tal vez
frustrado recuerdo particularmente en la memoria de comuneros mayores.
Extraordinaria, aleccionadora e inolvidable experiencia que orientaría nuestro
desempeño personal y profesional a lo largo y fructífero de todos esos ya
largos años de manera resuelta y comprometida con los ideales y sueños de este
importante e histórico sector de la población nacional, el “campesinado”, herederos
privilegiados de un milenario legado histórico-cultural y contrariamente a
ello, excluidos, discriminados y marginados por un Estado y una élite criolla racista;
ajenos a su milenaria esencia andina.
Ubicada en la antípoda de este grato e inolvidable recuerdo, vuelve a
nuestra memoria otro importante y evidentemente nostálgico episodio de mi vida personal
y profesional, pues justo como en este día, también ya hace varios años atrás, ponía
punto final a mi desempeño como docente principal a Dedicación Exclusiva en la que
fuera la Carrera Profesional de Antropología de la Facultad de Ciencias
Sociales de la muy querida y siempre recordada
Universidad Nacional del Altiplano, tras laborar durante dos décadas, y con
ella también, fin a mi carrera de servidor
público, en instituciones públicas la EX –CRIF-CUSCO, CORDE CUSCO, SISTEMA
NACIONAL DE APOYO A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL- ORAMS VII, como docente en la UNIVERSIDAD PARTICULAR
ANDINA DEL CUCO, LA UNIVERSIDAD NACIONAL SAN ANTONIO DE ABAD DEL CUSCO y la UNA-PUNO. Tras acumular invalorables experiencias profesionales, académicas, publicación
de revistas, ("ANTROPOLOGIA", "REVISTA DE INVESTIGACION DE LA FACULTAD DE CIENCIAS
SOCIALES de la UNA-PUNO", "UNIVERSIDAD Y PUEBLO", EDITOR DE ENSAYOS; "INVENTARIO DE
TESIS SUSTENTADAS ORALMENTE EN LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES UNA PUNO PERIODO
1977- 2002"; periodismo de opinión y
análisis en los DIARIO El SOL del Cusco, y LOS ANDES de Puno; hoy dedicados íntegramente a la investigación antropológica sobre
Historia Política Regional en el Sur-Andino, durante el convulso siglo XIX, audaz
y novedoso proyecto lleva el desafiante epígrafe de “VIOLENCIA POLÍTICA EN EL
SUR ANDINO”, el mismo constituido de tres importantes volúmenes, el primero lleva
como subtítulo “ASESINATO DEL NOVELISTA NARCISO ARÉSTEGUI ZUZUNAGA”, dos ediciones UNA-PUNO
2013;Y D.R.C.-CUSCO 2019. Un segundo volumen “LO QUE NO SE DIJO DE LA REBELIÓN INDIGENA DE HUANCANE 1866-68
Y JUAN BUSTAMENTE DUEÑAS”.- UNA-PUNO, en compas de espera para su publicación desde el 2017 en la UNA.PUNO, y un tercero y final proyecto en ejecución relacionado a la
llamada Independencia Nacional de 1821.
Sumamente satisfecho por lo andado, por las amistades y compañerismo cultivadas
con decenas de entrañables amigos y colegas, grandemente recompensado por testificar
éxitos y presencia profesional en los diferentes ámbitos el quehacer
antropológico de quienes ayer fueron mis alumnos, hoy destacados colegas, funcionarios
en la academia, el sector público y privado, nos sentimos sumamente
recompensados por la labor desplegada y con bríos renovados para seguir inmersos
en esta maravillosa aventura llamada Antropología.