viernes, 4 de diciembre de 2020

 

Un día como hoy 4 de diciembre, de hace muchos años atrás, cinco décadas para ser más exacto; inicié mi periplo en el maravilloso y desafiante quehacer antropológico. Muy joven aun, estudiante del Programa Académico de Antropología de la Faculta de Letras de la Universidad Nacional San Antonio de Abad del Cusco;  tras un corto viaje de una hora de duración aproximadamente; llegue todo entusiasta y cargado de una mochila, bolsa de dormir, o lo que en esos tiempos la llamaban sliping back, necesarios efectos personales, así como la infaltable “libreta de campo”, y con ellas, emociones y lógicamente algunos temores propios de un principiante en lo que se considera fundamental en la ciencia Antropológica, “el trabajo de campo”; a la histórica y muy conocida en círculos académicos y científico-sociales-sociales Cuyo Chico ancestral y muy famosa comunidad campesina, ubicada en el distrito de Pisaq, provincia de Calca, donde se experimentara  uno de los primeros proyectos de Antropología Aplicada, plan éste auspiciado y financiado por una conocida universidad norteamericana a inicios de la década de los sesenta del siglo pasado y de cuyos rezagos quedaba poco o casi nada a excepción el pequeño y vetusto centro de salud y una muy antigua unidad móvil que en su tiempo fuera utilizada como ambulancia, lo demás, una  inalcanzable ilusión, un lejano y tal vez frustrado recuerdo particularmente en la memoria de comuneros mayores.

Extraordinaria, aleccionadora e inolvidable experiencia que orientaría nuestro desempeño personal y profesional a lo largo y fructífero de todos esos ya largos años de manera resuelta y comprometida con los ideales y sueños de este importante e histórico sector de la población nacional, el “campesinado”, herederos privilegiados de un milenario legado histórico-cultural y contrariamente a ello, excluidos, discriminados y marginados por un Estado y una élite criolla racista;  ajenos a su  milenaria esencia andina.

Ubicada en la antípoda de este grato e inolvidable recuerdo, vuelve a nuestra memoria otro importante y evidentemente nostálgico episodio de mi vida personal y profesional, pues justo como en este día, también ya hace varios años atrás, ponía punto final a mi desempeño como docente principal a Dedicación Exclusiva en la que fuera la Carrera Profesional de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la  muy querida y siempre recordada Universidad Nacional del Altiplano, tras laborar durante dos décadas, y con ella también, fin  a mi carrera de servidor público, en instituciones públicas la EX –CRIF-CUSCO, CORDE CUSCO, SISTEMA NACIONAL DE APOYO A LA MOVILIZACIÓN SOCIAL- ORAMS VII,  como docente en la UNIVERSIDAD PARTICULAR ANDINA DEL CUCO, LA UNIVERSIDAD NACIONAL SAN ANTONIO DE ABAD DEL CUSCO y la UNA-PUNO. Tras acumular invalorables experiencias profesionales, académicas, publicación de revistas, ("ANTROPOLOGIA", "REVISTA DE INVESTIGACION DE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES de la UNA-PUNO", "UNIVERSIDAD Y PUEBLO", EDITOR DE ENSAYOS; "INVENTARIO DE TESIS SUSTENTADAS ORALMENTE EN LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES UNA PUNO PERIODO 1977- 2002";  periodismo de opinión y análisis  en los  DIARIO El SOL del Cusco, y LOS ANDES de Puno;  hoy dedicados  íntegramente a la investigación antropológica sobre Historia Política Regional en el Sur-Andino, durante el convulso siglo XIX, audaz y novedoso proyecto lleva el desafiante epígrafe de “VIOLENCIA POLÍTICA EN EL SUR ANDINO”, el mismo constituido  de  tres importantes volúmenes, el primero lleva como subtítulo “ASESINATO DEL NOVELISTA NARCISO ARÉSTEGUI ZUZUNAGA”, dos ediciones UNA-PUNO 2013;Y D.R.C.-CUSCO 2019. Un segundo volumen  “LO QUE NO SE DIJO DE LA REBELIÓN INDIGENA DE HUANCANE 1866-68 Y JUAN BUSTAMENTE DUEÑAS”.- UNA-PUNO, en compas de espera para su publicación desde el 2017 en la UNA.PUNO, y un tercero y final proyecto en ejecución relacionado a la llamada Independencia Nacional de 1821.

Sumamente satisfecho por lo andado, por las amistades y compañerismo cultivadas con decenas de entrañables amigos y colegas, grandemente recompensado por testificar éxitos y presencia profesional en los diferentes ámbitos el quehacer antropológico de quienes ayer fueron mis alumnos, hoy destacados colegas, funcionarios en la academia, el sector público y privado, nos sentimos sumamente recompensados por la labor desplegada y con bríos renovados para seguir inmersos en esta maravillosa aventura llamada Antropología.

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