Serio y muy bien elaborado análisis
político sobre la explosiva coyuntura política nacional promovida irresponsablemente
por un reducido pero influyente grupo fáctico de poder en alianza con organizaciones
criminales infiltradas interesadamente en la política, que, de ser admitida
definitivamente se configura como un muy disimulado golpe de estado, y
probablemente ponga al país en el borde de un insondable abismo; el que de modo
pertinente y puntual es publicado el día de hoy él mismo que, con el permiso de su autora y el Diario
de la República nos permitimos insertamos en nuestro block.
LA VACANCIA NO
ES LA RUTA
Jo Mary Burt.
Politóloga
“Al no contar con una cámara de
senadores, que fue suprimida por la Constitución de 1993, la política es
manejada por los caciques. Al no delimitar el tema de la incapacidad...”.
La derecha peruana, la misma que nunca aceptó la voluntad popular expresada
en los comicios del 2021; que argumentó, con base en la gran mentira del
“fraude electoral”, que habría que realizar nuevos comicios; que, cuando eso no
dio resultado, buscó azuzar un golpe de Estado; que lanzó una campaña de miedo,
alegando ver el cuco comunista en todas partes; hoy busca aprobar una moción de vacancia contra el presidente democráticamente elegido, Pedro
Castillo.
Como los intentos vacadores anteriores —me viene a la mente Richard Swing—,
la verdad es lo que menos importa. Y como los intentos anteriores, la
aprobación de la moción de vacancia contra
Castillo desencadenará una tormenta cuya finalidad es imposible prever.
Eso es lo que sucedió el 21 de diciembre del 2017 con el primer intento de
vacar al entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski que, aunque no prosperó,
llevó a un turbio negocio entre PPK y Kenji Fujimori, entonces congresista de
Fuerza Popular e hijo del dictador Alberto Fujimori, quien prometió votos de
miembros de su bancada para salvar al presidente de ser vacado, a cambio del
indulto ilegal para su padre, condenado a 25 años de prisión como autor mediato
de crímenes de lesa humanidad.
Esto enfureció a Keiko Fujimori, quien desde que perdió las elecciones con
PPK en 2016 buscó, con su supermayoría en el Congreso, desestabilizar su
gobierno y removerlo de la presidencia. Se filtraron los audios revelando el
pacto, llevando a una nueva vacancia a PPK, quien renunció en marzo del 2018.
Los intentos de vacancia desencadenaron una grave inestabilidad política:
Perú ha tenido tres presidentes que no fueron elegidos; las protestas ciudadanas
más grandes de la historia contra Merino, a quien vieron como “usurpador”; la
muerte de dos jóvenes; todo en medio de la pandemia que ha devastado al Perú.
PUEDES VER: Pedro Castillo obligado a retomar confianza ciudadana
Si el Congreso desata la tormenta de la vacancia, pondrá al país nuevamente
al borde del abismo. Al no contar con una cámara de senadores, que fue
suprimida por la Constitución de 1993, la política es manejada por los
caciques. Al no delimitar el tema de la incapacidad moral, el Congreso y
el Tribunal Constitucional alimentan la zozobra.
Los graves desequilibrios del sistema político impuestos tras el autogolpe
del 5 de abril de 1992 combinada con la gran inequidad también herencia del
neoliberalismo impuesto por el dictador encarcelado y por el empresariado
que, temeroso de perder sus beneficios a manos de un gobierno que
considera adverso a sus intereses, busca derrocarlo a toda costa. Un
bicentenario que poco tiene de república y mucho de anarquía.
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