ANTROP. ALFREDO GERMAN CORNEJO PARDO
El título que encabeza el presente artículo pareciera ser, el funesto y lúgubre anuncio precedente al indeseado desenlace fatal, pero dadas las circunstancias de postración, marginación y desuso en la que se encuentra en aspectos de producción y difusión de la música cusqueña; de observar preocupados la incomprensible e inaceptable indiferencia de autoridades, instituciones artistas, la complicidad de medios de comunicación, el desconocimiento de su valor nacional, estético y artístico-cultural por la preferencia, importancia y trascendencia de esta vital expresión del arte para la vida de un pueblo como el cusqueño, considerado como Patrimonio Cultural de la Humanidad, consideramos; que, es la metáfora más acertada para reflejar esa innegable y lamentable realidad vigente en el ámbito de la música cusqueña; expresivo por antonomasia por su esencia y fuerte inspiración telúrica, por su indiscutible carácter festivo, alegre y picaresco, extremadamente romántica, emotiva y sentimental, y por poseer un temperamento monumental e histórico; riquísimo y prolífico en otras épocas, y hoy en día condenada a un absurdo silenciamiento, marginación y reprochable inacción en lo que es formación y promoción de compositores, ejecutantes, intérpretes, producción musical, difusión y con ella evidentemente su definitiva extinción.
El problema descrito a más de tendencias, gustos y preferencias musicales individuales o colectivas , urbanas o rurales, de difusión masiva o selectiva, de innovación o conservación de características ancestrales, de cautivar ó no generar ningún tipo de reacción en el público, aparentemente, no tiene ningún valor ó trascendencia cultural o social, pero el mismo abordado desde la perspectiva científico-antropológica, adquiere otra dimensión pues, el análisis e interpretación del problema nos conduce a identificar dos posibles consecuencias, primero el ocaso o pérdida definitiva del tradicional patrón e identidad musical cusqueña, admirada y preferida en otros tiempos , hoy, sumida en un proceso de silenciamiento tal vez espontáneo o quizás intencionado fundamentalmente en los aspectos de creatividad y producción en general, y lo que es más crítico en lo relacionado a difusión; y un segundo aspecto; la sutil y velada continuidad de aquel nefasto proceso de invasión colonial de los siglo XVI; el consecuente despojo y expropiación de nuestra rostro y personalidad colectiva andina, la represión y eliminación ignominiosa de nuestra milenaria expresión cultural para luego condenarnos a una cruel régimen de coloniaje, servidumbre y esclavitud,
En el primero de los casos, es decir la innegable realidad de estado catatónico, agonía y pérdida definitiva del patrón e identidad musical cusqueña, consideramos que son varios los factores concurrentes a esta lamentable situación, primeramente la reiterada negación de voluntad política de gobiernos de turno por ensalzar y enaltecer el espíritu, la conciencia y los más egregios valores y cultura nacional y particularmente del mundo andino; el intencionado desconocimiento y absoluta carencia de políticas culturales que fomenten y difundan sostenidamente la creación artística y expresión estética del alma y de la realidad nacional, la consecuente indiferencia e ignorancia de su inmenso valor nacional y cultural por parte autoridades, funcionarios, e instituciones, encargadas de velar por la cultura y su promoción.
Una ligera revisión de esta afirmación es por ejemplo el rol del INC. paquidérmica entidad pública, propietaria de ingentes recursos económico-financieros, producto de la irracional explotación de bienes monumentales y el turismo; totalmente ajena y desconocedora de lo que es promoción cultural del arte en éste caso específico de la música, concentrada su labor en forma exclusiva y misteriosa (porque nunca se sabe de resultados y hallazgos de innumerables proyectos de excavación) al trabajo arqueológico; no se conoce ningún tipo de propuesta, proforma, plan de trabajo, ó, lo que quiera llamársela de “Política cultural”, la misma que estimule y promueva la formación de músicos, compositores e intérpretes, de investigación etnomusicológica y lo que creemos más trascendente, ejecute un agresivo plan de promoción y difusión musical. El INC convertido hoy por aventureros y malandrines en un apetecible y nada desdeñable botín, es simplemente un ominoso elefante blanco. Mientras tanto el sueño de contar primeramente con un teatro de primer nivel y una orquesta sinfónica como los que existen en las principales capitales del mundo y acorde con la importancia histórico-cultural de nuestra ciudad; sigue siendo eso, un sueño, una quimera, una ilusión.
La Municipalidad Provincial encargada por imperio de sus normas legales de promover la cultura y el sentimiento nacional en su condición de ser “Capital histórica del Perú” según dispone la Constitución Política de 1993, por culpa de sus autoridades alcaldes regidores y burocracia en general, enfrascados en inacabables, absurdas e intrascendentes luchas intestinas; definitivamente extraviada e inoperante. En muchos años por su ineficiencia improvisación e irresponsabilidad, si lugar a dudas; la peor representación municipal. En este caótico contexto poco es lo que se puede esperar para la recuperación, promoción y difusión del arte musical cusqueño.
La Tricentenaria Universidad Nacional San Antonio Abad alma mater de grandes personalidades identificadas con el Arte, la Cultura , la Historia y la Nación, aún cuando hoy, su máxima autoridad es un profesional en Ciencias Sociales y particularmente en Historia, mas dedicado a enfrentar conflictos de carácter personal y uno que otro de carácter político grupal; lamentablemente poco o nada es lo propuesto a nivel institucional en esta importante e impostergable tarea, aún cuando cuenta con más de trescientos años de fructífera existencia, y asume como uno de sus principios fundamentales la de “conservar, acrecentar y transferir la cultura universal y nacional, con sentido crítico y creativo, rescatando y afirmando preferentemente los valores de la cultura andina, de la cual el Cusco es su centro generador” carece de instancias burocrático- académicas y proyectos orientados a promover y desarrollar esta importante labor.
La Escuela Regional de Música “Leandro Alviña” centro formativo de músicos, famosa en otros tiempos, hoy al parecer abrumada por la enorme responsabilidad de dar continuidad a una riquísima tradición musical y promover su desarrollo y crecimiento en forma y contenido mediante la formación técnica y altamente especializada de músicos en las diferentes y múltiples facetas, dirección musical, composición, ejecución, etc. Al parecer extraviada exclusivamente en labor pedagógica intrascendente, y totalmente ajena a la formulación de propuestas y tareas básicas en la formación y promoción de artistas altamente especializados en música; languidece; pues no se conoce de recitales, conciertos, promoción de nuevos valores y exponentes nuevas composiciones nuevos conjuntos que, como antaño traduzcan el sentir popular en pícaras o sentidas melodías populares como la que sintetiza “Valicha” de Miguel Angel Hurtado Delgado ó “Cusco Criollo”, de nuestro recordado Pepito Lezama, o recreen las sentidas letras y música de ese añorado huayno interpretado por los hermanos Cárdenas “Tardes invernales”, ó canten a la belleza de la mujer cusqueña con un tierno “Capulí ñahui”, que canten a la “Yerbabuenita” ó a, “Santa Ana carnicera”, al fiel y mudo testigo de nuestra juveniles travesuras “Esquinita linda”, ó las compuestas académicamente por aquellos grandes maestros como por ejemplo “Phunchayniquipi” de Baltasar Zegarra, “Flora Andina” y “Lejos de ti” de Roberto Ojeda Campana y ese tierno y cálido monumento amoroso intitulado “Urpillay” del talentoso compositor Pablo Ojeda y tantas canciones más; tiernas y sentidas expresiones poético-musicales que a pesar de los años mantienen su identidad, frescura, expresividad y vigencia.
Las fuentes de inspiración musical la vena artística y musical, las virtudes y habilidades que caracterizan a los cusqueños siguen intactas, están ahí, se requiere únicamente un sólido sustento y propuesta técnico-profesional para promover y estimular la formación y promoción de directores musicales, directores de orquesta, concertistas, compositores, intérpretes.etc.
En este contexto social e institucional grandemente adverso para la música en general y para artistas en particular; la formación promoción y difusión musical se reduce exclusivamente a la personal e íntima afición e inclinación artística de jóvenes, la vigencia y práctica musical de artistas agrupados entusiasta, voluntaria y espontáneamente en escasos pero bien afiatados conjuntos musicales, depositarios, herederos y heroicos difusores de una rica tradición musical cusqueña, quienes a guisa de distracción o a guisa de trabajo eventual interpretan las más tiernas y sentidas composiciones musicales en funciones populares, deleitando con sus canciones al pueblo en fiestas familiares, una que otra vez en bares ,restaurants, ó picanterías de la ciudad todo ello a cambio de una retribución moral “aplausos” y en otros caos por unas cuantas monedas, terrible destino para quienes con dedicación sentimiento y cariño, recrean, traducen e interpretan el profundo sentir del espíritu cusqueño.
De otro lado la conservación y difusión de la auténtica música cusqueña es posible gracias a la invalorable labor cultural y artística que cotidianamente desarrollan algunas entidades folklóricas, (Centro Qosqo de Arte Nativo, Danzas del Tahuantinsuyo, Filigranas Peruanas, etc.) ofreciendo actuaciones por supuesto pagadas a visitantes nacionales como extranjeros, funciones en las que se interpretan piezas sentidas del vasto repertorio musical tradicional cusqueño. Que lejos y que grandiosa fue la labor de cusqueños ilustres como las del Dr. Humberto Vidal Unda, que sin disponer de recursos y apoyo, logró a inicios de la década de los cuarenta del siglo pasado crear y sostener por un buen tiempo la “Hora del Charango”, programa radial de contenido musical que en ese entonces según la fuente histórica, se propalaba por las ondas del Radio Cusco, a través de unos parlantes colocados en la Plaza de Armas de la ciudad.
El segundo aspecto que consideramos fundamental comentar es el referido al aspecto eminentemente antropológico e histórico, pues Quinientos años y un poco más después de la cruenta invasión colonial a Los Andes, y el consecuente despojo de nuestro rostro y recia personalidad colectiva, al parecer el problema vuelva a resurgir, pero con rasgos diferentes pues ya no son intereses colonialistas los que animan esta empresa, sino mezquinos intereses comerciales y mercantiles constituidas en poderosas empresas y máquinas de fabricación de “cantantes y conjuntos vernaculares” quienes con falsificadas, caricaturizadas y burdas copias del sentir individual y colectivo así como de nuestra clamorosa realidad social; saturan y copan las propuestas programáticas de medios de comunicación particularmente radial y televisiva.
Otro aspecto que contribuye a profundizar el problemas es el irracional y mercantil boom en las comunicaciones particularmente en la radial, la que ha determinado el inusual surgimiento de decenas de emisoras las mismas que empeñadas en una irrefrenable carrera por lograr la sintonía popular, propalan indiscriminadamente música de todos los géneros y nacionalidades sin ningún tipo de control ó restricciones, observándose un intencionado y mezquino propósito comercial de marginar lo nacional y particularmente lo cusqueño. Si a ello agregamos el hecho de no existir ningún dispositivo legal que de un lado norme adecuadamente la formulación y conducción de programas culturales y de otro, definición y composición de sus estructuras programáticas diarias, semanales o mensuales; el proceso histórico de despojo de nuestra identidad y personalidad colectiva; continuará.
Finalmente y con una disimulada indignación tenemos que señalar que la promoción y difusión de la música cusqueña como parte sustancial de la responsabilidad del Estado por ser el arte componente fundamental y expresión viva de nuestra realidad y personalidad colectiva, se ve seriamente obstaculizada por las exigencias de una entidad privada como es la APDAYC, la misma que amparada en normas legales supuestamente protectoras de la creación artística e intelectual impone el pago de cupos a establecimientos (restaurants, bares, cantinas, picanterías etc.) que difunden la música de autores y compositores cusqueños, determinando indirectamente un compulsivo y ominoso silenciamiento de la música cusqueña y no sabemos en beneficio de quién
En este sombrío panorama es que se consuma inexorablemente la agonía y pérdida definitiva del tradicional patrón e identidad musical cusqueña.
El problema descrito a más de tendencias, gustos y preferencias musicales individuales o colectivas , urbanas o rurales, de difusión masiva o selectiva, de innovación o conservación de características ancestrales, de cautivar ó no generar ningún tipo de reacción en el público, aparentemente, no tiene ningún valor ó trascendencia cultural o social, pero el mismo abordado desde la perspectiva científico-antropológica, adquiere otra dimensión pues, el análisis e interpretación del problema nos conduce a identificar dos posibles consecuencias, primero el ocaso o pérdida definitiva del tradicional patrón e identidad musical cusqueña, admirada y preferida en otros tiempos , hoy, sumida en un proceso de silenciamiento tal vez espontáneo o quizás intencionado fundamentalmente en los aspectos de creatividad y producción en general, y lo que es más crítico en lo relacionado a difusión; y un segundo aspecto; la sutil y velada continuidad de aquel nefasto proceso de invasión colonial de los siglo XVI; el consecuente despojo y expropiación de nuestra rostro y personalidad colectiva andina, la represión y eliminación ignominiosa de nuestra milenaria expresión cultural para luego condenarnos a una cruel régimen de coloniaje, servidumbre y esclavitud,
En el primero de los casos, es decir la innegable realidad de estado catatónico, agonía y pérdida definitiva del patrón e identidad musical cusqueña, consideramos que son varios los factores concurrentes a esta lamentable situación, primeramente la reiterada negación de voluntad política de gobiernos de turno por ensalzar y enaltecer el espíritu, la conciencia y los más egregios valores y cultura nacional y particularmente del mundo andino; el intencionado desconocimiento y absoluta carencia de políticas culturales que fomenten y difundan sostenidamente la creación artística y expresión estética del alma y de la realidad nacional, la consecuente indiferencia e ignorancia de su inmenso valor nacional y cultural por parte autoridades, funcionarios, e instituciones, encargadas de velar por la cultura y su promoción.
Una ligera revisión de esta afirmación es por ejemplo el rol del INC. paquidérmica entidad pública, propietaria de ingentes recursos económico-financieros, producto de la irracional explotación de bienes monumentales y el turismo; totalmente ajena y desconocedora de lo que es promoción cultural del arte en éste caso específico de la música, concentrada su labor en forma exclusiva y misteriosa (porque nunca se sabe de resultados y hallazgos de innumerables proyectos de excavación) al trabajo arqueológico; no se conoce ningún tipo de propuesta, proforma, plan de trabajo, ó, lo que quiera llamársela de “Política cultural”, la misma que estimule y promueva la formación de músicos, compositores e intérpretes, de investigación etnomusicológica y lo que creemos más trascendente, ejecute un agresivo plan de promoción y difusión musical. El INC convertido hoy por aventureros y malandrines en un apetecible y nada desdeñable botín, es simplemente un ominoso elefante blanco. Mientras tanto el sueño de contar primeramente con un teatro de primer nivel y una orquesta sinfónica como los que existen en las principales capitales del mundo y acorde con la importancia histórico-cultural de nuestra ciudad; sigue siendo eso, un sueño, una quimera, una ilusión.
La Municipalidad Provincial encargada por imperio de sus normas legales de promover la cultura y el sentimiento nacional en su condición de ser “Capital histórica del Perú” según dispone la Constitución Política de 1993, por culpa de sus autoridades alcaldes regidores y burocracia en general, enfrascados en inacabables, absurdas e intrascendentes luchas intestinas; definitivamente extraviada e inoperante. En muchos años por su ineficiencia improvisación e irresponsabilidad, si lugar a dudas; la peor representación municipal. En este caótico contexto poco es lo que se puede esperar para la recuperación, promoción y difusión del arte musical cusqueño.
La Tricentenaria Universidad Nacional San Antonio Abad alma mater de grandes personalidades identificadas con el Arte, la Cultura , la Historia y la Nación, aún cuando hoy, su máxima autoridad es un profesional en Ciencias Sociales y particularmente en Historia, mas dedicado a enfrentar conflictos de carácter personal y uno que otro de carácter político grupal; lamentablemente poco o nada es lo propuesto a nivel institucional en esta importante e impostergable tarea, aún cuando cuenta con más de trescientos años de fructífera existencia, y asume como uno de sus principios fundamentales la de “conservar, acrecentar y transferir la cultura universal y nacional, con sentido crítico y creativo, rescatando y afirmando preferentemente los valores de la cultura andina, de la cual el Cusco es su centro generador” carece de instancias burocrático- académicas y proyectos orientados a promover y desarrollar esta importante labor.
La Escuela Regional de Música “Leandro Alviña” centro formativo de músicos, famosa en otros tiempos, hoy al parecer abrumada por la enorme responsabilidad de dar continuidad a una riquísima tradición musical y promover su desarrollo y crecimiento en forma y contenido mediante la formación técnica y altamente especializada de músicos en las diferentes y múltiples facetas, dirección musical, composición, ejecución, etc. Al parecer extraviada exclusivamente en labor pedagógica intrascendente, y totalmente ajena a la formulación de propuestas y tareas básicas en la formación y promoción de artistas altamente especializados en música; languidece; pues no se conoce de recitales, conciertos, promoción de nuevos valores y exponentes nuevas composiciones nuevos conjuntos que, como antaño traduzcan el sentir popular en pícaras o sentidas melodías populares como la que sintetiza “Valicha” de Miguel Angel Hurtado Delgado ó “Cusco Criollo”, de nuestro recordado Pepito Lezama, o recreen las sentidas letras y música de ese añorado huayno interpretado por los hermanos Cárdenas “Tardes invernales”, ó canten a la belleza de la mujer cusqueña con un tierno “Capulí ñahui”, que canten a la “Yerbabuenita” ó a, “Santa Ana carnicera”, al fiel y mudo testigo de nuestra juveniles travesuras “Esquinita linda”, ó las compuestas académicamente por aquellos grandes maestros como por ejemplo “Phunchayniquipi” de Baltasar Zegarra, “Flora Andina” y “Lejos de ti” de Roberto Ojeda Campana y ese tierno y cálido monumento amoroso intitulado “Urpillay” del talentoso compositor Pablo Ojeda y tantas canciones más; tiernas y sentidas expresiones poético-musicales que a pesar de los años mantienen su identidad, frescura, expresividad y vigencia.
Las fuentes de inspiración musical la vena artística y musical, las virtudes y habilidades que caracterizan a los cusqueños siguen intactas, están ahí, se requiere únicamente un sólido sustento y propuesta técnico-profesional para promover y estimular la formación y promoción de directores musicales, directores de orquesta, concertistas, compositores, intérpretes.etc.
En este contexto social e institucional grandemente adverso para la música en general y para artistas en particular; la formación promoción y difusión musical se reduce exclusivamente a la personal e íntima afición e inclinación artística de jóvenes, la vigencia y práctica musical de artistas agrupados entusiasta, voluntaria y espontáneamente en escasos pero bien afiatados conjuntos musicales, depositarios, herederos y heroicos difusores de una rica tradición musical cusqueña, quienes a guisa de distracción o a guisa de trabajo eventual interpretan las más tiernas y sentidas composiciones musicales en funciones populares, deleitando con sus canciones al pueblo en fiestas familiares, una que otra vez en bares ,restaurants, ó picanterías de la ciudad todo ello a cambio de una retribución moral “aplausos” y en otros caos por unas cuantas monedas, terrible destino para quienes con dedicación sentimiento y cariño, recrean, traducen e interpretan el profundo sentir del espíritu cusqueño.
De otro lado la conservación y difusión de la auténtica música cusqueña es posible gracias a la invalorable labor cultural y artística que cotidianamente desarrollan algunas entidades folklóricas, (Centro Qosqo de Arte Nativo, Danzas del Tahuantinsuyo, Filigranas Peruanas, etc.) ofreciendo actuaciones por supuesto pagadas a visitantes nacionales como extranjeros, funciones en las que se interpretan piezas sentidas del vasto repertorio musical tradicional cusqueño. Que lejos y que grandiosa fue la labor de cusqueños ilustres como las del Dr. Humberto Vidal Unda, que sin disponer de recursos y apoyo, logró a inicios de la década de los cuarenta del siglo pasado crear y sostener por un buen tiempo la “Hora del Charango”, programa radial de contenido musical que en ese entonces según la fuente histórica, se propalaba por las ondas del Radio Cusco, a través de unos parlantes colocados en la Plaza de Armas de la ciudad.
El segundo aspecto que consideramos fundamental comentar es el referido al aspecto eminentemente antropológico e histórico, pues Quinientos años y un poco más después de la cruenta invasión colonial a Los Andes, y el consecuente despojo de nuestro rostro y recia personalidad colectiva, al parecer el problema vuelva a resurgir, pero con rasgos diferentes pues ya no son intereses colonialistas los que animan esta empresa, sino mezquinos intereses comerciales y mercantiles constituidas en poderosas empresas y máquinas de fabricación de “cantantes y conjuntos vernaculares” quienes con falsificadas, caricaturizadas y burdas copias del sentir individual y colectivo así como de nuestra clamorosa realidad social; saturan y copan las propuestas programáticas de medios de comunicación particularmente radial y televisiva.
Otro aspecto que contribuye a profundizar el problemas es el irracional y mercantil boom en las comunicaciones particularmente en la radial, la que ha determinado el inusual surgimiento de decenas de emisoras las mismas que empeñadas en una irrefrenable carrera por lograr la sintonía popular, propalan indiscriminadamente música de todos los géneros y nacionalidades sin ningún tipo de control ó restricciones, observándose un intencionado y mezquino propósito comercial de marginar lo nacional y particularmente lo cusqueño. Si a ello agregamos el hecho de no existir ningún dispositivo legal que de un lado norme adecuadamente la formulación y conducción de programas culturales y de otro, definición y composición de sus estructuras programáticas diarias, semanales o mensuales; el proceso histórico de despojo de nuestra identidad y personalidad colectiva; continuará.
Finalmente y con una disimulada indignación tenemos que señalar que la promoción y difusión de la música cusqueña como parte sustancial de la responsabilidad del Estado por ser el arte componente fundamental y expresión viva de nuestra realidad y personalidad colectiva, se ve seriamente obstaculizada por las exigencias de una entidad privada como es la APDAYC, la misma que amparada en normas legales supuestamente protectoras de la creación artística e intelectual impone el pago de cupos a establecimientos (restaurants, bares, cantinas, picanterías etc.) que difunden la música de autores y compositores cusqueños, determinando indirectamente un compulsivo y ominoso silenciamiento de la música cusqueña y no sabemos en beneficio de quién
En este sombrío panorama es que se consuma inexorablemente la agonía y pérdida definitiva del tradicional patrón e identidad musical cusqueña.
1 comentario:
Tenemos el agrado de compartir con usted la alegría de la familia de Foto Club Cusco, al invitarle a participar de la inauguración de nuestra primera exposición en la capital de nuestro país. El evento se llevará a cabo el 02 de marzo del presente a las 20:00 horas en la Galería del Centro Cultural La Noche de Barranco en la Av. Bolognesi 307 – Barranco.
Cordialmente.
Foto Club Cusco
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