sábado, 13 de septiembre de 2008

“QOSQO: AYER Y HOY 2

LA FIESTA DEL CRUZVELACUY Y SU SIGNIFICACION HISTORICO- CULTURAL

ANTROP: GERMAN CORNEJO PARDO

El indetenible alud globalizador particularmente en el aspecto cultural vía el cine y la televisión por cable, sin mayor disimulo no solamente va debilitando y extirpando la conciencia nacional de los pueblos del tercer y cuarto mundo, sino que compulsivamente va uniformándolos, homogeneizándolos despojándolos prepotentemente de su personalidad colectiva, de su cosmovisión y de los valores ético-culturales e históricos, personificados en la religiosidad en su ritualidad y festividades populares. Estas expresiones trascendentales del ethos colectivo para quienes desconocen su valor que es en sí una gran mayoría, reflejan en lo que es la identidad de los pueblos, la forma cómo éstos representan y recrean sus realidades, sus ilusiones, sus frustraciones y desesperanzas y evidentemente también sus conquistas; como tales tienen desde la perspectiva antropológica un invalorable significado histórico-filosófico y político. Es a partir del reconocimiento de estos valores y de la cosmovisión que los engloba que la práctica religiosa popular adquiere una dimensión valiosísima no únicamente para reafirmar el ethos cultural y la integración de los pueblos, sino para reafirmar su soberanía y el derecho a una vida digna con trabajo, educación, salud y la posibilidad de decidir libremente su destino en forma democrática.

En este contexto la tradicional fiesta del “CRUZVELACUY”, como expresión cultural andina prehispánica y particularmente como elevada expresión de la fe y la creencia religiosa popular celebrada en Colombia, pasando por Ecuador, Perú y Bolivia todos los años la noche del 2 de Mayo, traduce una renovada vitalidad del pueblo y la cultura andina, vitalidad y fortalezas necesarias para un pueblo condenado como lo hiciera siglos atrás, enfrentar hoy, los retos de un mundo unipolar, en el que las fuerzas y poderes económicos monopólicos internacionales someten al imperio de su fortaleza y omnímoda voluntad, a gobiernos y gobernantes, a congresistas líderes y pensadores políticos, y muy especialmente a un importante sector del periodismo capitalino en el propósito de vender realidades existentes únicamente en la afiebrada mentalidad de estos mensajeros de la “modernidad” y el “progreso.

Expuesto suficientemente la introducción, pasamos a señalar que la fiesta del CRUZVELACUY en el pensamiento y sabiduría andina no es otra cosa que el ingreso de la “pacha mama” a un esperado y temido proceso de “enfriamiento” y extinción del INTI TAYTA como consecuencia primeramente del inicio del solsticio de invierno, es decir el alejamiento de la tierra en relación al sol fenómeno natural conocido como el movimiento de traslación y cuyo desplazamiento dura los días del año calendario, y admirablemente conocido por nuestros ancestros, y de otro lado el cumplimiento de la concepción cíclica y circular de la historia y de los fenómenos de la naturaleza tan ingeniosamente traducida por GUAMAN POMA DE AYALA cronista “indio en su NUEVA CRONICA Y BUEN GOBIERNO. El inicio de esta fase solar en el mundo andino particularmente en el área rural era y aún es recibida con masivos ritos de encendido de fogatas alrededor tanto de las chacras así como en las “paqarinas”, ello con el desesperado propósito de evitar la extinción del fuego solar. Precisamente la primera expresión ritual de encendido de las fogatas se da al iniciarse el mes de Mayo, primer mes del enfriamiento solar en el pensamiento andino,(el calendario gregoriano no contempla ninguna fiesta alusiva a la Cruz en estos días) inteligentemente incorporado al calendario religioso católico como fiesta tradicional y sustentado en el muy popular cuento de Juan bandolero, aquel pintoresco personaje que salvó de ser arrastrado por los demonios a los profundos infiernos como castigo a su disipada vida, al aferrarse, orar y suplicar desesperadamente a un crucifijo abandonado en la vera de un descampado camino, encendiendo una fogata y esperar la luz del alba para comprometer su arrepentimiento y consumar la salvación de su alma. Esta narración de algún modo condiciona el comportamiento individual y colectivo del campesinado para que a lo largo de los meses de Mayo y Junio, desplegue encendidos de fogatas no tanto para recordar y celebrar diferentes festividades religiosas, sino para dentro de su cosmovisión precisamente evitar el enfriamiento y la extinción del fuego solar, adquiriendo mayor celebridad la noche de San Juan el día 24 de Junio de cada año. Ocasión en la que la mayoría de la población sobre todo en las partes altas del territorio peruano-boliviano esperanzados en devolver la sonrisa y fortalecer los agónicos rayos del Inti Taita admirablemente graficado por Guaman Poma de Ayala en la obra citada anteriormente; desde las más moderna de las ciudades hasta la más alejada de las comunidades campesinas de los andes, encienden relumbrantes fogatas animadas con música y danzas abundante comida y bebidas alcohólicas, es famosa y bien conocida la celebración de la noche de San Juan en todo el territorio boliviano, porque a más de encerrar una profunda significación tradicional y religiosa, recuerda la masacre de la que fueron víctimas cientos de trabajadores y familiares de mineros, y en nuestra tierra gracias al visionario y acendrado sentimiento cusqueñista y conocimiento científico del mundo andino por parte del maestro Humberto Vidal Unda, en l944, propicio la celebración y escenificación de la fiesta del Inti Raymi como recuerdo y homenaje a ese trascendental conocimiento y sabiduría en relación a la naturaleza y sus fenómenos, desarrollada por nuestros ancestros y de otro lado de rescatar la importancia de las festividades tradicionales como efectivos instrumentos de integración para a partir de ello emprender retos cada vez más trascendentales inquietando no solo el amor sino el sentimiento de identidad de los hombres y de la sociedad con su terruño, sus tradiciones, usos, costumbres su historia, y evidentemente con su futuro razón fundamental del quehacer humano; es en este marco teórico antropológico en el que descubrimos la gran importancia que encierra las fiestas religiosas como es el Cruz velacuy.

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