miércoles, 17 de septiembre de 2008

QOSQO: CAMBIOS Y PERMANENCIAS

QOSQO: AYER Y HOY

QOSQO: CAMBIOS Y PERMANENCIAS

ANTROP.GERMAN CORNEJO PARDO

Con este sugerente título que, rememora y rinde homenaje a la memoria e invalorable labor cusqueña y cusqueñista de nuestro dilecto amigo y recordado ex Alcalde de la ciudad Doctor Daniel Estrada Pérez; iniciamos la denominación y publicación de una serie de artículos periodísticos de contenido antropológico el mismo como lo sustentamos en el proyecto respectivo, tiene como propósito fundamental el de ”rescatar del olvido de la memoria colectiva hechos y acontecimientos que perfilaron y definieron la personalidad histórica y colectiva del Cusco y de los cusqueños” entre ellos su bien reconocida y reputada hospitalidad su espíritu indomable e indeclinable actitud contestataria; (al parecer hoy en día un tanto adormecida y desorientada por la clamorosa ausencia de propuestas y liderazgos serios).Y que de otro lado comenten y rememoran hechos y sucesos que por su importancia y trascendencia, marcaron el discurrir de la Historia Social y Política reciente, encumbrando a nuestra ciudad, sus intelectuales, profesionales, trabajadores y pueblo en general como el paradigma nacional de la lucha y de los movimientos político-sociales que remecieron las ya de por sí debilitadas y a históricas estructuras oligárquicas del país de los últimos cincuenta años.

-. Los acelerados, indetenibles y trascendentales cambios ocurridos en el bucólico y conventual rostro urbano de nuestra milenaria ciudad en los últimos años, particularmente en las tres últimas décadas inexorablemente nos muestra una abarrotada y bulliciosa urbe cosmopolita totalmente diferente y transformada a la que hace poco fuera, pues; viejas y tugurizadas casonas y solares coloniales convertidos por efecto del boom turístico en, cómodos y lujosos hoteles de tres y cuatro estrellas, masificación de las construcciones de edificios de material noble de cinco ó más pisos, amplias y extensas avenidas con un ensordecedor y congestionado tránsito de miles de modernos y vetustos vehículos todos ellos transportando presurosos a eventuales pasajeros ó a despreocupados ciudadanos. Numerosos parques y floridos jardines, vistosas piletas conmemorativas permanente visitadas, los cerros que atenazan y protegían a la milenaria ciudad cual Apus tutelares; totalmente pobladas de rústicas y modernas viviendas.

Una densa población producto de una comprensible y compulsiva corriente migratoria, emergentes actores sociales y políticos y económicos definitivamente imprescindibles para el nuevo rostro de la ciudad, con una actividad turística y mercantil cada vez más en ascenso, una avalancha indetenible de hábitos y prácticas sociales y culturales extrañas pero no ajenas a una masa social agónicamente conservadora ello como resultado de la nueva naturaleza cosmopolita de la ciudad. Paralelamente a estos procesos sociales propios de la modernidad, la lenta e irremediable extinción de expresiones sociales religiosas y culturales ancestrales que históricamente como señalamos líneas arriba, definieron la personalidad e identidad colectiva de los cusqueños.

El nuevo y reluciente rostro urbano de nuestra ciudad, por efecto de ese inexorable proceso de cambios ya no registra el cansino y despreocupado trajinar de los escasísimos parroquianos desplazándose silentes por sus coloniales y empedradas arterias, indiferentes ante el transcurrir de las horas, los días, los meses y los años. El rutinario e imperceptible discurrir de las actividades domésticas, comerciales y religiosas, la inveterada costumbre mañanera de asistir abierta o a solapadamente a la hora del té piteado en la humeante y bulliciosa tetería de la esquina, los desesperados y postreros ajetreos de anónimos funcionarios públicos, de vocales y fiscales por ir a degustar al Inti Watana una de las más famosas picanterías cusqueñas de la calle Q·era los sabrosos potajes y espumante chicha de doña María bella y anhelada matrona cusqueña.

Otro de los rasgos tradicionales ya extinguidos como producto de la modernidad que indudablemente imprimía un auténtico sabor cusqueño es el referido al cotidiano alboroto generado por el insistente repicar de las campanas tanto de la Catedral la Compañía, La Merced, San Pedro, o de las diferentes parroquias que rodeaban la ciudad. Dentro de este ramillete de añoranzas del Cusco de ayer y ante el tráfago de hoy, no podemos olvidar una de las más bulliciosas llamadas y referencias horarias de la mañana y de la tarde lamentablemente y ante el estupor y protesta de la ciudadanía fuera silenciada por una omnímoda voluntad eclesial, el tradicional esquilo de las nueve menos cuarto de la mañana y de las tres menos cuarto de la tarde; asimismo silenciada por imperio de su cuasi cuatricentenario estruendoso tronar nuestra querida y añorada “María Angola, ya no marca el devenir de las horas como antes a las cuatro seis nueve y media de la mañana a las doce del día ,tres de la tarde, seis y finalmente a las nueve de la noche.

Hoy la ciudad del Cusco, sus autoridades, intelectuales, profesionales, artistas, sus instituciones y población en general contrariamente a esa pujante e irracional embestida de modernidad y cambios dramáticos en su rostro urbano y en su composición social económica y política; ha demostrado una vez más al país y al mundo entero de lo que es capaz un pueblo cuando la razón, cuando la justicia y la contundencia de sus exigencias y demandas le asisten no dejando impunemente dejarse arrebatar ó amedrentar con vocingleras y prepotentes amenazas sea del antiguo gamonal o del nuevo encomendero, amenazas del poder político central, o del poder económico transnacional con castigos ó sanciones inquisitoriales La herencia y la permanencia socio-cultural más importante del Cusco y de los cusqueños en pleno Siglo XXI es sin lugar a dudas su ancestral espíritu contestatario, su innata rebeldía y rechazo a la opresión, al despojo y a la usurpación, porque precisamente durante siglos fuimos objeto de ello y porque la historia se escribe una sola vez y si se repite eso, es una tragedia tal como sentencia un lúcido pensamiento e inaceptable en un país y una sociedad que se precia de democrática y de vigencia del Estado de Derecho. El Patrimonio Cultural como testimonio material de la inagotable capacidad creadora de nuestro ancestros como bien lo coreaba nuestro pueblo en las calles en el reciente paro general en contra de las nefastas leyes que ponen en subasta nuestra más preciada herencia, SE DEFIENDE,SE PROTEGE Y SE AMPARA.

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