Julio Antonio Gutiérrez Samanez
JUAN FLAVIO CORNEJO PARDO. IN MEMORIAM
Cómo expresar nuestra pena por la partida de un amigo tan amable y generoso como Juan Cornejo Pardo, después de haber compartido ideales, amistad, lecturas y largas tertulias, siempre matizadas por su humor exuberante, sapicadas de anécdotas y cultas observaciones. No puedo creer que ese admirable espíritu vital, de guía turístico políglota y de fino artista músico, haya dejado de existir. Me es muy penoso hilvanar palabras para pintar su retrato de amigo, reconocer sus virtudes y sinceridad, su trato cordial y su capacidad innata de hacer amigos y honrar la amistad, sin derramar unas lágrimas.
El maldito virus sigue arrancándonos amigos y familiares, poniendo nuestras vidas mismas en peligro. Que este escrito sirva, para ensalzar esa vida digna, sencilla, humilde y por lo mismo grande.
Juanito, amigo, muchos hemos sido honrados con tu amistad, franca, verdadera; dejas un vacío, un dolor, una pena perenne en nuestros corazones y los de tu familia. En mi taller, que era siempre tuyo, porque eras amigo de todos, te extrañaremos. Tu llegada, a veces intempestiva, era una fiesta, un momento feliz, pues, hacíamos un alto, para escuchar tus anécdotas, tus chistes en nuestro dulce quechua, tus viajes y nuevas experiencias. Nunca olvido tu desprendimiento, cuando buscate apoyo y colaboración para propiciarme una bella exposicion en el Museo Inca y la publicación de mi poemario "Oficio del Barro, que celebraste con júbilo. Qué pena perderte, despedirte, quedarnos con tu venerable recuerdo y honrar, permanentemente, tu memoria, vinculada a los libros, al folklore, a la cultura de nuestro pueblo andino.
Esta vez, las sonoras carcajadas de nuestros encuentros, se tornaron en llanto y dolor. Desconcertados, Anita, yo y nuestra familia, nos unimos al dolor de los tuyos, a la pena de tus numerosos amigos dispersos en el mundo.
Juanito, hermano, amigo entrañable, descansa en paz. JAGS.
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